Científicos españoles y estadounidenses han identificado por primera vez la
existencia de un "reloj" celular en los tejidos adiposos que afecta
directamente a la tolerancia a la glucosa, y refuerza la tesis de que no se
deben comer dulces por la noche porque es cuando el cuerpo tiene la mínima
sensibilidad a la insulina. Esta investigación, que acaba de publicar la
revista FASEB (acrónimo en inglés de 'Sociedades Americanas de Biología
Experimental'), la han dirigido la catedrática de Fisiología de la Universidad
de Murcia y profesora visitante en Harvard Marta Garaulet, y el director de la
división de Medicina del Sueño de esa universidad americana, Frank Scheer, en
colaboración con investigadores de Granada y Barcelona.
Según se ha constatado en el estudio, el "reloj"
encontrado en el tejido graso funciona, además, mucho mejor en las personas que
se acuestan temprano y duermen más horas que en aquellas con déficit de sueño u
horarios irregulares. "Este reloj celular puede contribuir al
ritmo diario de la tolerancia a la glucosa", ha dicho a EFE Marta
Garaulet, miembro de la Sociedad Española de Nutrición y que ha recibido esta
semana el premio nacional de la Real Academia de Gastronomía a la personalidad
más destacada del año.
"Nuestro estudio demuestra que el tejido adiposo subcutáneo tiene un
reloj interno que es capaz de regular la sensibilidad a la insulina incluso
estando in vitro, fuera del cuerpo", ha informado, por su parte, el
estudioso norteamericano, que añade que ese ritmo "se adapta muy bien a lo
observado en los seres humanos en general cuando examinamos cómo hacen
frente a una comida o a una carga de azúcar".
Para llevar a cabo esta investigación, los distintos equipos científicos de
las cuatro universidades trabajaron durante todo un año en el análisis
y observación de muestras de grasa subcutánea y grasa visceral extraídas de 18
personas que se sometieron a cirugía de "bypass" gástrico en el
Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. Con esa veintena de
muestras, pertenecientes a perfiles personales bien distintos entre sí, la
investigadora Mari Paz Carrasco, también de la universidad murciana, y miembros
de su grupo crearon más de un millar de explantes o cultivos de tejido adiposo
que les sirvieron para identificar los cambios que se iban experimentando en el
funcionamiento de la hormona de la insulina en función de la hora analizada.
Marta Garaulet, una de las impulsoras de la cronobiología y su relación con
la obesidad en España, ha resaltado que este trabajo explica por qué se
toleran peor los azúcares por la noche, lo que "puede llevarnos a picos de
insulina que a la larga nos harán engordar" porque "favorecen la
entrada de grasa al tejido adiposo". Según la catedrática, tomar
dulces por la noche podría aumentar el riesgo de padecer diabetes y obesidad,
aunque ese problema podría mermarse con un número suficiente de horas de sueño
al día (al menos siete en adultos) y acostándose temprano porque son dos
factores que "ayudan a mejorar el funcionamiento del tejido adiposo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario