Dos
son los caminos inequívocos que llevan al cuerpo a estar en forma:
comer bien y hacer ejercicio. Pero la cuestión se complica cuando se
trata de ponderar su efectividad en la pérdida de peso.
Por ejemplo, si
tuviésemos que bajar 500 calorías diarias para hacer un ajuste de
kilos existirían dos opciones.
-Por una parte,
se podría limitar la ingesta de alimentos. En comida, la cifra
mencionada la suman 100 gramos de
una barrita energética (350 kcal.) y el equivalente en
tortilla francesa (150
kcal).
-Otra opción
sería quemar dichas calorías con ejercicio de baja intensidad
tendríamos que caminar durante tres o cuatro horas y algo
más de una hora y media con una variedad más intensa como correr.
Lo más
rápido, comer menos
Un
estudio
publicado
en The
American Journal of Clinical Nutrition
destacó que las dietas proteicas y los suplementos alimenticios eran
la forma más efectiva de mantener el peso tras una restricción
calórica, en comparación con el ejercicio.
Otra
investigación sobre la relación entre masa corporal y la actividad
física en niños concluyó que llevar
una vida activa no determina que no exista sobrepeso. Lo que
indica que al comer menos y mejor, el peso disminuye.
Los resultados
comienzan a percibirse desde el momento en que se inicia el cambio de
hábitos. Las digestiones mejoran y el aumento de la vitalidad son
algunos de los primeros síntomas.
Alimentación
y ejercicio, “La pareja perfecta “
En dietas a
largo plazo, por encima de los 12 meses, lo
más efectivo es combinar la alimentación con el deporte. El
hecho de unirlos mejorará la pérdida de peso. El ejercicio ayuda a
restar grasa corporal. Además mejora la forma física general y la
salud.
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