viernes, 2 de diciembre de 2016

TODO LO QUE UN INTOLERANTE A LA LACTOSA DEBE SABER

Cuando no podemos digerir la lactosa, debido a un déficit de enzima lactasa en el intestino delgado, presentamos varios síntomas relacionados que se acrecientan tras la ingesta de determinados alimentos. Pero eso sí, antes de hacer conjeturas y autodiagnosticarnos, debemos acudir a un especialista y aprender a desenterrar los falsos mitos relacionados con esta reacción de nuestro organismo.

Es importante que, tanto si has confirmado tu intolerancia como si tan sólo es una sospecha, sigas esta serie de consejos para actuar acertadamente.
Identifica correctamente los síntomas
Aquellos directamente relacionados con esta enfermedad son, por ejemplo, el dolor abdominal, hinchazón o digestión pesada. Eso sí, para ser considerados consecuencia de una intolerancia deben aparecer de forma recurrente y, sobre todo, tras la ingesta de productos lácteos y derivados.
No caigas en el autodiagnóstico
Es necesario que escuchemos a nuestro cuerpo y nos fijemos en sus reacciones para caer en la cuenta de una posible intolerancia. Lo que no debemos hacer es anticiparnos al resultado de las pruebas que debemos realizarnos con un especialista. Sólo con el resultado de este diagnóstico podremos estar seguros de si somos o no intolerantes o de si, por ejemplo, hemos confundido nuestro malestar con una enfermedad como el colon irritable, que puede presentar síntomas similares.
Revisa tu nivel de intolerancia
No todos los afectados presentan el mismo grado de intolerancia, por ello los médicos recomiendan siempre adaptar la dieta de forma individualizada. Mientras que algunos intolerantes pueden incluso ingerir un vaso de leche sin notar ningún tipo de molestia, otros presentan una intolerancia muy alta y su cuerpo puede llegar a reaccionar bruscamente ante una mínima cantidad.

No utilices las bebidas vegetales como sustitutivo

Muchos consumidores optan por este tipo de bebidas al no contemplar la leche sin lactosa como opción. Sin embargo, la composición nutricional de las bebidas vegetales es totalmente distinta y conlleva una peor ingesta y absorción de nutrientes. “En cambio, la leche es un alimento cuya biodisponibilidad para la absorción del calcio es excelente debido a la relación de calcio-fósforo que presenta ya en sí en su composición, a que la propia digestión de la caseína produce unos compuestos que hacen soluble ese calcio (lo que permite que se absorba mejor) y a las vitamina D y K presentes en la misma, ya que favorecen la absorción de este mineral”, comenta la Dra. Julia Álvarez, jefa de sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Por lo tanto, si renunciamos a la leche, con o sin lactosa, estaremos también renunciando a un alto contenido de nutrientes, proteínas, vitaminas y minerales de alta calidad.

Desentierra el mito de las calorías


En los últimos años, ha habido un crecimiento en el consumo de las bebidas de origen vegetal. Uno de los motivos que ha propiciado este ascenso es precisamente que el consumidor ha identificado erróneamente este tipo de bebidas con un menor índice calórico. Sin embargo, las bebidas vegetales tienen unas calorías similares a la leche de vaca. Por lo tanto, en el caso de que queramos un índice más reducido, deberemos optar por las versiones semi o desnatada de cada marca.

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