Cuando no podemos digerir la lactosa, debido a un déficit de enzima lactasa
en el intestino delgado, presentamos varios síntomas relacionados que se
acrecientan tras la ingesta de determinados alimentos. Pero eso sí, antes de
hacer conjeturas y autodiagnosticarnos, debemos acudir a un especialista y
aprender a desenterrar los falsos mitos relacionados con esta reacción de
nuestro organismo.
Es importante que, tanto si has
confirmado tu intolerancia como si tan sólo es una sospecha, sigas esta serie
de consejos para actuar acertadamente.
Identifica correctamente los síntomas
Aquellos directamente relacionados con
esta enfermedad son, por ejemplo, el dolor abdominal, hinchazón o digestión
pesada. Eso sí, para ser considerados consecuencia de una intolerancia deben
aparecer de forma recurrente y, sobre todo, tras la ingesta de productos
lácteos y derivados.
No caigas en el autodiagnóstico
Es necesario que escuchemos a nuestro
cuerpo y nos fijemos en sus reacciones para caer en la cuenta de una posible
intolerancia. Lo que no debemos hacer es anticiparnos al resultado de las
pruebas que debemos realizarnos con un especialista. Sólo con el resultado de
este diagnóstico podremos estar seguros de si somos o no intolerantes o de si,
por ejemplo, hemos confundido nuestro malestar con una enfermedad como el colon
irritable, que puede presentar síntomas similares.
Revisa tu nivel de intolerancia
No todos los afectados presentan el
mismo grado de intolerancia, por ello los médicos recomiendan siempre adaptar
la dieta de forma individualizada. Mientras que algunos intolerantes pueden
incluso ingerir un vaso de leche sin notar ningún tipo de molestia, otros
presentan una intolerancia muy alta y su cuerpo puede llegar a reaccionar
bruscamente ante una mínima cantidad.
No utilices
las bebidas vegetales como sustitutivo
Muchos consumidores optan por este tipo de bebidas al no
contemplar la leche sin lactosa como opción. Sin embargo, la composición
nutricional de las bebidas vegetales es totalmente distinta y conlleva una peor
ingesta y absorción de nutrientes. “En cambio, la leche es un alimento cuya
biodisponibilidad para la absorción del calcio es excelente debido a la
relación de calcio-fósforo que presenta ya en sí en su composición, a que la
propia digestión de la caseína produce unos compuestos que hacen soluble ese
calcio (lo que permite que se absorba mejor) y a las vitamina D y K presentes
en la misma, ya que favorecen la absorción de este mineral”, comenta la Dra.
Julia Álvarez, jefa de sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital
Universitario Príncipe de Asturias. Por lo tanto, si renunciamos a la leche,
con o sin lactosa, estaremos también renunciando a un alto contenido de
nutrientes, proteínas, vitaminas y minerales de alta calidad.
Desentierra
el mito de las calorías
En los últimos años, ha habido un crecimiento en el
consumo de las bebidas de origen vegetal. Uno de los motivos que ha propiciado
este ascenso es precisamente que el consumidor ha identificado erróneamente
este tipo de bebidas con un menor índice calórico. Sin embargo, las bebidas
vegetales tienen unas calorías similares a la leche de vaca. Por lo tanto, en
el caso de que queramos un índice más reducido, deberemos optar por las
versiones semi o desnatada de cada marca.
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