martes, 21 de febrero de 2017

¿El metabolismo lento engorda? ¿Puedo acelerarlo?


La fórmula parece sencilla, si aceleramos nuestro metabolismo reduciremos más rápido esos kilos de sobra que tenemos en nuestro cuerpo.
A fin de cuentas, una de las razones que se mencionan cuando se habla de sobrepeso es que algunas personas tienen un metabolismo lento.
Cuando hablamos de metabolismo en este sentido nos referimos al "ritmo metabólico en descanso", que es la cantidad mínima de energía que necesita nuestro cuerpo para llevar a cabo los procesos químicos en todas nuestras células, que nos permite mantenernos con vida, como la digestión, respiración y el transporte de sustancias hacia y desde las células.
Es en este proceso que nuestro organismo gasta entre el 50 y el 70% de toda la energía que consume en el día.
Hay varios factores que determinan el metabolismo en descanso, entre ellos la edad, la estatura y el nivel de actividad.
Pero si bien difiere entre persona y persona, pocas personas tienen un ritmo metabólico particularmente alto o bajo, y es inusual que sea un factor relevante para determinar si es flaco o gordo.
En todo caso, acelerar nuestro ritmo metabólico en descanso puede ser útil. Con el tiempo, quemar unas pocas calorías extra puede ayudar a controlar el peso.

Pongámoslo a prueba
Con esta hipótesis el equipo del programa de la BBC "Confía en mí, soy doctor" realizó un experimento de ocho semanas en el que dividió a un grupo de 28 voluntarios en tres subgrupos.
El primero bebió cada día un litro de agua enfriada en la nevera a una temperatura de 5ºC.
La idea es que al tomar el agua fría el cuerpo necesita usar energía para aumentar su temperatura en un proceso que se conoce como termogénesis.
El segundo grupo tuvo que beber té verde descafeinado cuatro veces al día. De esta manera el cuerpo recibiría una dosis de catequina, un químico natural al que se le asigna la capacidad de estimular el ritmo metabólico para quemar más grasa.
Los miembros del tercer grupo hicieron una serie de ejercicios utilizando una banda de resistencia para completar una hora de actividad física a la semana.
La idea era aumentar la musculatura y perder algo de grasa. El tejido muscular requiere más energía para mantenerse que el tejido graso, de manera que eso debería resultar en un aumento en el ritmo metabólico en descanso.

Qué pasó
En los dos primeros grupos se registró un ligero cambio en el peso en algunos voluntarios, pero no alcanzó a cambiar el promedio del ritmo metabólico en descanso de los grupos.
En ambos casos, los pocos cambios individuales fueron tan pequeños que el efecto del agua fría o el té era inapreciable.
Otros estudios con ambas bebidas han tenido resultados similares.
En cuanto en el tercero, un escáner mostró que 7 de los 9 voluntarios aumentaron su masa muscular, lo que a la larga producirá un cambio en su organismo y en su metabolismo de continuar con el mismo progreso.

Qué significa
El experimento mostró que cualquier remedio rápido que prometa aumentar el ritmo de su metabolismo para ayudarle a perder peso probablemente no funcione.
El hecho de que no hubo cambios en nuestros dos primeros grupos indica que hay muy pocas cosas que puedes hacer para aumentar su ritmo metabólico sin esfuerzo, y esta conclusión es respaldada por investigaciones científicas más amplias.
En cambio, el progreso de nuestro grupo de ejercicio en sólo 8 semanas es prometedor, y otras investigaciones en este campo también confirman que una de las mejores maneras de acelerar su ritmo metabólico es aumentando su masa muscular, pues su cuerpo necesita quemar más calorías para mantenerla.

miércoles, 15 de febrero de 2017

8 CLAVES PARA UNA DIETA SANA Y EQUILIBRADA

Para lograr estos objetivos, la dieta debe seguir estos consejos:


1) Variedad de alimentos
La variedad de nutrientes se obtiene comiendo todo tipo de alimentos. Se han de añadir de todos los grupos (cereales, frutas, hortalizas, aceites, lácteos, carnes, etc.), ya que ningún alimento contiene por sí mismo todos los nutrientes necesarios.
 “se recomienda consumir 30 alimentos diferentes (en una cantidad mínima determinada) al día (como media de una semana)”.

2) Comer más frutas y verduras
La dieta debe incluir en gran cantidad alimentos de origen vegetal, tomando con moderación los de origen animal. Un claro ejemplo es la dieta mediterránea, que promueve el consumo de cereales, frutas, verduras, hortalizas y legumbres, fibra. También incluye los pescados, el aceite de oliva y la ingesta moderada de carnes y de grasas de origen animal.
Las verduras contienen agua, hidratos de carbono y fibra. Por el contrario, no poseen mucha grasa y nada de colesterol. También cuentan con casi todos los minerales y vitaminas hidrosolubles.

3) Reducir la ingesta de bollería industrial
La bollería industrial, los dulces, los snacks, los embutidos, los helados o la comida rápida se pueden consumir, pero con mucha moderación.

4) Proporción adecuada de cada alimento
Es importante comer de todo, pero también en las proporciones adecuadas.

) Moderación en las cantidades consumidas
La dieta debe aportar la cantidad de energía necesaria para el correcto funcionamiento del organismo. Además, es conveniente comer moderadamente para evitar la obesidad.
Con esta medida se previenen enfermedades relacionadas con el exceso de peso, como la hipertensión arterial, algunas enfermedades cardiovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer.

6) Cinco comidas al día
Otra de las claves de una dieta sana es el correcto reparto de los alimentos. Semfyc recomienda que se hagan cinco comidas al día (desayuno, tentempié, comida, merienda y cena).


7) Que sea apetecible

Una dieta sana no tiene que suponer un esfuerzo para la persona. Debe diseñarse de tal manera que sea rica y apetecible para el que la toma. De otra manera, seguirla se haría muy complicado y sería probable que se acabara abandonando.


8) Buena cantidad de líquidos


Como indica Semfyc, el agua es imprescindible para el mantenimiento de la vida. “El consumo recomendado es de 1 o 2 litros al día, o lo que es lo mismo, de 4 a 8 vasos aproximadamente”.

martes, 7 de febrero de 2017

La solución al efecto rebote

Una vez que se ha perdido el peso deseado o que la persona se ha estancado y no consigue mover ni un número de la báscula, es el momento de empezar la dieta inversa. ¿Cómo? Aumentando progresivamente las calorías hasta volver a las que comíamos antes de empezar la dieta. De esta manera, damos tiempo al metabolismo a recuperar su ritmo normal. 


"Nuestro principal regulador energético es el hipotálamo, una glándula que interviene en la liberación de la leptina y hormonas de tiroides, los principales agentes que controlan el metabolismo, la quema de grasa y el apetito. Por tanto, hay que entender que elegir bien los alimentos que formarán parte del menú será determinante para nuestro sistema hormonal, así como la manera de ajustar las cantidades".
Estos son algunos consejos prácticos para adelgazar sin pasar hambre.
  1. Controla la leptina. Cuando se mantiene durante mucho tiempo una dieta hipocalórica los niveles de esta hormona caen, aumentando el apetito y disminuyendo el metabolismo. "Incluye algún día alto en hidratos de carbono. Esto ayudará a aumentar los niveles de leptina y a prevenir el efecto rebote al terminar la dieta”.
  2. Consume alimentos ricos en proteína y fibra. Cualquier plan de alimentación que genere hambre genera rechazo. Se recomienda introducir alimentos que ayuden a reducirla, como carnes, vegetales o fruta entera.
  3. Reduce los alimentos procesados. Estos, junto a los cereales refinados, reducen la sensibilidad a la leptina en el cerebro, causando desajustes hormonales. "Comer azúcares nos produce más ganas de volver tomarlos, y se entra en un bucle que acaba en sobrepeso".
  4. Come menos veces al día: Las dietas con comidas cada pocas horas suelen tener un efecto contrario del que persiguen. Generan constantemente picos de insulina. De hecho existe fundamento científico que respalde que hacer cinco comidas diarias sea más efectivo que hacer dos o tres.